Año de 1602. “Como la peste había pasado por Gibraleón sin causar muerte alguna, los vecinos creyeron que esto había ocurrido gracias a la intervención de San Roque, al que se encomendaron con mucha devoción.
El Consejo, siguiendo el sentir de la población, acordó dedicarle una fiesta perpetua todos los 16 de agosto, siendo la primera la del año 1602. …. que ha quitado y alzado de ella la enfermedad contagiosa de tal manera que no se pierde ni muere persona alguna y que ha habido y hay salud entera en esta villa, se pregone la salud hoy dicho día del bienaventurado San Roque y que se dote y haga una fiesta perpetua en tal manera que el día dieciséis de agosto de cada año se diga una misa cantada con ministros y capas y sermón y procesión que salga de la Parroquia de San Juan y ande por las calles por donde anda el Santísimo Sacramento y vuelva a dicho iglesia, la cual está a costa del dicho Concejo de esta villa y que se guarde el día del Santísimo
San Roque como la guarda de dicho día será forzosa.
Como hubo desacuerdo del lugar de donde debería estar la imagen de San Roque, ya que se lo disputaban el Convento del Carmen y la Iglesia de San Juan, el Concejo decidió que estuviese en la Iglesia de San Juan,
pero si en algún momento se hacía una ermita, se instalaría en ella. (José Marín de la Rosa).
Antes de llegar al siglo XIX, hubo años de abandono y enfriamiento de la devoción a este Santo. Especialmente atribuido por el Cabildo a la dejadez de un vicario, aunque también es cierto que éste había dejado de
costear los gastos de la celebración. Hecho que denuncian los beneficiados de la parroquia de San Juan ante el Arzobispado de Sevilla en 1715.
En 1800, aparecen nuevos brotes de peste en Andalucía. El Cabildo toma las medidas oportunas al caso:
cierre de los accesos a Gibraleón, limpieza, preparar sanitarios y centros…
En julio de 1802, el Cabildo acuerda renovar los votos de los santos patronos. Para ello, presenta una petición al Arzobispado de Sevilla de reconocimiento oficial de San Roque y Santa Ana como patronos de Gibraleón. El Fiscal General del Arzobispado contesta diciendo que la petición ha de hacerse a la “Santa Silla de Roma” y les pide, además un documento del acuerdo y otro de la motivación de la elección. Cosa que se hizo en enero 1803. En la solicitud se incluía el día festivo de San Roque, pero no así el de Santa Ana que sólo quedarían los cultos y procesión. No se han encontrado hasta la fecha contestación de la Santa Sede.
En el año 1804 aparece de nuevo la peste y el Cabildo
lleva a cabo todos los preparativos para prevenir y hacerle
frente si fuera necesario. Además, se emite una Real Orden
para que se hiciesen rogativas públicas. El Cabildo convoca
a toque de campana a todos los fieles para que acudan a la Iglesia de San Juan o a la de los monasterios a la hora de misa mayor,
debiendo salir después en procesión las dos imágenes desde la
parroquia por las principales calles de la villa. A esta procesión
deberán asistir tanto el clero como las comunidades religiosas.