El patronazgo de Santa Ana corre paralelo al de San Roque, aunque un poco más tardío en su origen. Del siglo XVII no se ha encontrado aún un documento que hable sobre esta Santa como patrona. Sin embargo la devoción a Santa Ana sí consta:
<Ospital> Ay en dicha villa un hospital de San Sebastián, con quartos para los pobres que transitan y otros enfermos sin camas, algo maltratado. Tiene iglesia o capilla de dos naves, una puerta y dos altares. En el principal ay un retablo de madera y San Sebastián de escultura, y en el otro Señora Santa Ana y San Joachín de pintura, y en éste no ay ara. Y tiene necessidad de solarse y de algunos reparos.
Visitador arzobispal, Pedro Castaños Galindo, 1682. (David López Viera)
<Ermita> … Medio quarto de legua /700 m. aprox/ del lugar jacia la Sierra ay otra ermita de Señora Santa Ana, de una nave, una puerta y un altar y con la Santa de media talla. Es toda de enmaderado. No tiene renta, ni necesita de reparos. Y asiste por ermitaña Francisca Cavaca, mujer anciana, de la que no a avido queja.
Visitador arzobispal, Pedro Castaños Galindo, 1682. (David López Viera)
Es en el año 1800 cuando se la cita como tal.
…En cuanto a lo espiritual, se convocó al clero, a las comunidades religiosas y a los vecinos, para hacer una rogativa de ocho o nueve días, pidiendo a Dios, por medio de sus santos patrones Santa Ana y San Roque, que mantuviese a la población libre de la enfermedad.
En el mes de diciembre de este año se vuelve a citar que hay una ermita construida donde está la Santa:
El Cabildo acordó que los enterramientos (de los fallecidos por la peste) se hiciesen, por lo pronto, en las ermitas del Espíritu Santo y Señora Santa Ana.
José Marín, revista nº 2 de Gibraleón Cultural La peste negra y San Roque.

Y también sabemos por documentos posteriores que estaba situada en el monte de los Molinos de Viento.
La ermita desaparece a finales del siglo XIX o principios del XX.
Como se dice en el cuadro informativo, en el inventario de la Parroquia aparece como comprada por el Ayuntamiento, sin embargo la tradición oral atribuye la imagen a una donación de la familia De la Peña Martincano (Ana María y su hermana María Josefa), cuya talla encargaron a un taller sevillano. (Según información de Luisa Toronjo Pérez).
Tanto la aureola de plata de la Santa, como la corona de la Virgen Niña, fueron donadas en el año 2024 por Isidoro Iriberri Donaire.